5 Cartas Cortas de Amistad

Cuando nos caemos está tu voz y tu mano para ayudarme. Cuando la soledad molesta con entrar tu compañía le hace frente. Una amistad como la nuestra tiene un valor que pocos pueden ver y pocos pueden ostentar. Aun en lo más difícil, en el secreto más oculto, está tu confianza brindándome apoyo, cariño y una palabra de aliento. Me defiendes de aquellos que con sus malas palabras buscan lastimar. Tus desvelos escuchando mi desahogo son para mí conversaciones que se guardan en lo más profundo de mi corazón. El tesoro de esta amistad lo guardo muy dentro, para que nunca olvide todo lo que tengo por agradecerte por ser mi amigo.

Las amistades que duran son aquellas que no juzgan, sino que su apoyo es un paño caliente de los golpes de la vida. Una palabra es como el primer café de la mañana, tan dulce y necesario para despertar con un buen día, así son las palabras de amistad que guarda un amigo que dura. Estar es aquello que uno quiere, que sufre y que se disfruta de la mano de una amistad real, sincera y pura. El tiempo pasa ligero cuando estamos en medio de amistades que duran, que sanan y que dan alegría a los días grises. Gracias por ser un amigo que dura.

Amigos sinceros solo hay pocos, los que están para escuchar con un corazón sincero y abierto son amigos que tienen valor. Amigos que quieren son los que tienen intenciones buenas, intenciones de quedarse, de dar compañía y disfrutar de nuestro cariño. La amistad salva de la soledad aun cuando la tristeza amenaza con quedarse. Un café en la tarde, un encuentro, o un mensaje, son suficientes para una amistad que busca un momento. Para esas amistades el tiempo no pasa, el tiempo no pesa, no cambia lo que una amistad lleva por dentro, una amistad sincera es inmune al paso de los años.

La amistad sale victoriosa contra el paso del tiempo. Aguerrida, salva de la soledad, de las tristezas y del silencio. El lugar donde está una amistad, no hay espacio para la desolación. El tiempo que lleva consigo el peso de los espacios vacíos, son llenos con las amistades que vienen, con las amistades que llegan. No hay nada más grato que las amistades nuevas que traen vientos nuevos de compañía, la soledad sale por la puerta cuando los buenos momentos se quedan, imperturbables en nuestra memoria. La amistad victoriosa gana sobre los malos momentos.

Cuando no queda nada, quedan los amigos más sinceros, aquellos que no hubiésemos pensado que estarían, llenaron con su corazón honesto los espacios de lo que se fue y de lo que ya no está. Cuando no queda nada, quedan los amigos que con más cariño nos guardaron en su corazón. Sin saber, éramos parte de la vida y el cariño de alguien más que ahora nos da el aliento más sincero de la compañía. Cuando creímos que no quedaba nada, nos quedó todo.