4 Ejemplos de estereotipos de género

¿El color rosa es para las niñas y el azul para los niños? ¿Las niñas juegan con muñecas y los niños con carritos? Así podemos enumerar muchas preguntas sobre lo que popularmente se considera como algo femenino o masculino. A eso aluden los estereotipos de género.

Partiendo de esta premisa, comparto lo que se consideran convenciones sociales que parecen inofensivas, pero revelan una visión sesgada de lo que significa ser mujer o ser hombre.

¿Qué son los estereotipos de género?

La palabra “estereotipo” se refiere a los prejuicios que generan una idea, imagen o manera de mirar una cosa o persona, y que se transmiten de generación en generación. Cuando hablamos de estereotipos de género, nos referimos a las expectativas o comportamientos que se esperan socialmente de cada género.

Esta forma de pensar los géneros hace que se reproduzcan modelos de comportamiento para hombres y mujeres, dejando de lado la diversidad que constituye a los seres humanos. Así, a los hombres se les exige no llorar, ser fuertes y agresivos, mientras que a las mujeres se les espera que sean sumisas y se ocupen de la crianza y el hogar.

Es imposible pensar que todas las culturas tengan la misma imagen de hombres y mujeres. El uso de colores, la forma de vestir o actuar variará en cada país, e incluso habrá diferencias dentro de un mismo lugar. Imponer una única manera de ser y actuar para cada género es erróneo desde cualquier punto de vista.

Ejemplos de estereotipos de género

1. Por la personalidad:

se piensa que las mujeres deben ser complacientes, sensibles, sumisas, maternales y dependientes, mientras que los hombres deben ser valientes, seguros de sí mismos, independientes, proveedores y agresivos.

2. Por la vida doméstica:

se espera que las mujeres se encarguen de la crianza de los niños, cocinen, laven, planchen y limpien la casa, mientras que los hombres se encarguen de la administración del hogar, el dinero, el auto y las reparaciones.

3. Por ocupaciones y profesiones:

se cree que profesiones como educación inicial, primaria y secundaria, enfermería, secretariado, peluquería, bibliotecología, entre otras, son para mujeres, mientras que la ingeniería, medicina, aviación, deportes y carreras militares son para hombres.

4. Por el físico:

se han impuesto diferentes estándares estéticos para el cuerpo femenino a lo largo del tiempo, pero siempre ha quedado claro que las mujeres deben cumplir con ciertos estándares para ser consideradas “mujeres”. Por otro lado, se espera que los hombres sean altos, fuertes y musculosos, vistan pantalones y lleven el cabello corto.

Consecuencias de los estereotipos de género

Muchos han tenido que lidiar con la enseñanza de estos estereotipos a sus hijos en la escuela. Desde simples comentarios como “las niñas deben llevar el cabello largo y los niños corto” hasta afirmaciones como “los varones son mejores en fútbol y básquet, y las niñas en gimnasia”.

Es importante saber que cada vez que repetimos frases hechas de este tipo, o cada vez que sentimos que no encajamos en un lugar, es probable que estemos siendo influenciados por estos estereotipos de género. A veces no somos conscientes de hasta qué punto nos afectan.

Los estereotipos de género exagerados llevan a la hiperfeminidad y la hipermasculinidad. Esto significa que las chicas llevarán al extremo las características consideradas femeninas, como la estética o coquetería, la delicadeza, la sensibilidad, la sumisión, etc. Y los chicos exagerarán lo que se considera masculino, mostrándose como “machos” agresivos e hipersexuales, compitiendo con otros hombres.

Nuestra sociedad actual se basa en gran medida en esta hiperfeminidad y hipermasculinidad para el marketing y la producción artística comercial. Son imágenes que, lamentablemente, “venden más”. Basta con ver un comercial de cualquier perfume de marca para darse cuenta de que aún estamos plagados de estos estereotipos de género. Esto no es necesariamente malo en sí mismo, pero el problema surge cuando se utiliza para discriminar.

Esto plantea problemas como la violencia de género, la sexualización, cosificación y discriminación de la mujer, así como la segregación de los hombres que asumen roles considerados femeninos, como peluqueros, enfermeros o maestros.

Aunque actualmente haya programas y acciones político-sociales que visibilicen los peligros causados por los estereotipos de género, es importante ser conscientes de no seguir reproduciéndolos.

Ha costado mucho que las mujeres puedan empoderarse y asumir roles de liderazgo en empresas, o puedan competir en deportes considerados masculinos, e incluso para que puedan ser pilotos o militares. También ha sido difícil para los hombres expresar sus sentimientos sin ser considerados débiles, o cuidar de sus hijos en casa. Es hora de sumarse a estos cambios, que dependen exclusivamente de considerarnos iguales en nuestra diversidad.

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Es una artista integral que combina la actuación, la danza, la dirección, la dramaturgia, las artes plásticas y el yoga. Licenciada en Artes de la UCV y actriz graduada del Taller Nacional de Teatro de la Fundación Rajatabla. Actualmente es tesista de la maestría en dramaturgia de la UNA-Argentina, docente de la UNEARTE-Venezuela y viajera incansable.

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