Ciertas de las cosas que hacen recordar una serie televisiva son las frases que los actores suelen decir comúnmente, estas caracterizan al personaje y le dan vida a sus papeles, a tal punto que el público las suele repetir haciendo alusión a este. El Chavo del 8 fue uno de los programas de comedia más visto en la televisión mexicana, su popularidad se extendió a Latinoamérica, trascendiendo a través de los años. La trama consiste en las vivencias de un grupo de personas que habitan juntas en una vecindad donde su protagonista, el Chavo, lleva a cabo travesuras junto con sus amigos, que ocasionan confusiones y disputas entre los mismos vecinos, por lo general de tono cómico.
Dentro de los personajes se encuentra Quico también conocido como “Kiko”, un niño de nueve años, malcriado por su mamá, egoísta, engreído y manipulador, pero tan sobreprotegido que lo hace vulnerable a burlas y bromas. Es el mejor amigo del Chavo, juegan juntos y a pesar de sus diferencias socioeconómicas siempre cuentan el uno con el otro. Quico ama a su mamá y trata de obedecerla y engreírla. Siempre anda pidiéndole cosas, quien a veces, se sobrepasa y le da más de lo que él le pide. Es un completo cabeza hueca y sus tantas torpezas lo vuelven cómico y querendón.
1. ¡No me simpatizas!
Es una frase que Quico le decía al Chavo muy seguido, cada vez que le hacía pasar un mal rato, cuando era víctima de burlas de sus amigos o si algo le molestaba.
2. ¿Qué me habrá querido decir?
Cuando se hacía resaltar la ignorancia e inocencia de Quico frente a una situación.
3. ¡Chusma, chusma, pfff!
Esto era pronunciado en diversas ocasiones, siempre para dirigirse a los habitantes de la vecindad. Gracias al trato despectivo inculcado por su madre, Doña Florinda solía decir “Vámonos tesoro, no te juntes con esta chusma”. En respuesta Quico repetía dos veces la palabra chusma. El objeto de esta frase solía ser Don Ramón quien, por lo general, era menospreciado por Doña Florinda.
4. ¡¡Mamáaa!!
Si bien esta no es una frase como tal, recalca una de las características más específicas de Quico, ser un niño mimado. Cuando se encontraba fuera de casa y algo le sucedía, esta era la manera de llamar a Doña Florinda para que acudiera de inmediato a suplir sus necesidades.
5. ¡Te voy a acusar con mi mamá!
Amenaza infalible que usaba para Don Ramón, quien le tenía inmenso temor a Doña Florinda. Además la pronunciaba si lo molestaban o perdía un juguete. Y, por si fuera poco, Quico disfrutaba de esta amenaza cual niño malcriado que se sale con la suya. Después de todo, era el tesoro de su madre.
6. ¿Me dijiste “Federico”?…Es que tú solo me dices Federico cuando estás molesta conmigo.
Cuando la madre lo llamaba de esta forma esta era su manera de responder asustado. No se le puede culpar, para un niño no hay mayor temor que ser llamado por su madre por el nombre completo. Más de uno debe tener un recuerdo similar al respecto.
7. ¡Me doy!, ¡Me vuelvo a dar!
Siempre que intentaba responder algo en clases o intuir algo, luego de una larga lista de cosas erradas lo pronunciaba. El popular “me doy” no era solo usado por Quico, también por sus amigos. Hace alusión a no saber que más decir o a no tener idea de la respuesta.
8. ¿Qué cosas, no?
Esta era su forma sarcástica de dar respuesta a algo que no le terminaba de convencer. Más allá de la frase, resaltaba su expresión de incredulidad.
9. Anda, dí que sí, qué te cuesta, anda, dí que sí, dí que sí, no seas cobarde, anda, ¿síiiiii?
Si estaba jugando y quería convencer a sus amigos de alguna travesura, esta era su popular suplica. Y si sus caprichos no se cumplían por lo general estallaba en una rabieta o sencillamente se llevaba sus juguetes.
10. ¡Ay! ¡Ya cállate, cállate, cállate que me desespeeeeras!
Esta es una de las frases más características del personaje estaba generalmente dirigida a su mejor amigo cuando hablaba de forma imparable. Era tan consentido que no tenía el más mínimo indicio de paciencia.
11. Espérame, espérame tantito…
Si Quico estaba molesto y quería pelear con el chavo se preparaba para golpearlo. Usaba el “espérame tantito”, para tener tiempo de evadir la situación pues en el fondo era muy cobarde.
12. Grrrrrrrrrrrr (llorando)
Su forma de llorar era muy característica, era un sonido agudo y molesto con el que expresaba su dolor luego de ser golpeado o regañado. Tenía, de hecho, un sitio especial para llorar, mientras que al mismo tiempo volteaba a ver si lo estaban mirando llorar. ¿Era llanto real o solo manipulación?
13. Por eso digo que…
Esta línea era usada siempre que no sabía que decir o no tenía sentido lo que decía, que había afirmado algo contrario a los demás, pero como nunca admitía sus errores, de esta forma corregía las cosas sin admitir su equivocación.
14. ¡Ejem, ejem, ejem!
Al ser un niño consentido que obtenía los mejores juguetes, esto era lo que pronunciaba para llamar la atención y presumir siempre que tenía mejores cosas que los demás. De hecho, si veía a otros niños jugando con algo, inmediatamente regresaba a su casa en busca de un juguete mejor.
15. Y no más espérense a que tenga mi pelota cuadrada.
Su mayor anhelo y su juguete de fantasía más deseado era tener una pelota cuadrada, cuando otro personaje como la chilindrina tenía un juguete nuevo.
16. ¡Uy, así qué chiste!
A modo de queja decía esta oración, cada vez que algo no le convencía o cada vez que el Chavo no accedía a todos sus caprichos al jugar.
17. ¿Quieres? ¡Compra!
A pesar de ser un niño sin carencias, el disfrutaba presumir todo, hasta la misma comida. Especialmente frente al Chavo, quien siempre miraba con ansias cualquier golosina.
18. ¿De parte de quién?
No hay manera de asegurar si era por broma o por educación. Pero cuando alguien le encomendaba entregar un mensaje siempre decía esta frase. Aunque conociera perfectamente al emisor de dicho mensaje.
