Cuando hablamos del balance energético, nos encontramos con un concepto clave en el campo de la nutrición y la salud en su totalidad. Es de conocimiento general que una dieta equilibrada es la encargada de garantizar el adecuado aporte de energía a nuestro organismo y, por ende, el buen funcionamiento del mismo. Un leve desequilibrio en el balance energético, ya sea en exceso o en deficiencia, puede traer consigo graves consecuencias para la salud de cualquier individuo, conduciéndolos a situaciones de obesidad o desnutrición. Por ello, se hace necesario conocer cómo funciona el balance energético en nuestro cuerpo y cómo podemos mantenerlo en equilibrio para obtener un estado óptimo de salud. Hoy en Procrastina Fácil exploraremos a profundidad este amplio concepto, enfocándonos en su definición, tipos, factores que afectan dicho balance y cómo podemos calcularlo.
Definición de balance energético
El balance energético es un término fundamental en la nutrición que se refiere a la relación entre la energía que se consume a través de los alimentos y la energía que se gasta en actividades diarias y en el mantenimiento del cuerpo. Es claro que dentro de este proceso intervienen una gran cantidad de factores, que van desde la edad, el género, la genética, entre otros. Es por esta razón que dichos indicadores son distintos para cada persona, lo que nos da a entender que el tratamiento para llegar a ese equilibrio debe ser diseñado y evaluado por un profesional para cada paciente.
Es importante recordar que la energía juega el papel de combustible que nos mantiene activos y con vida, promoviendo nuestro sano desarrollo y permitiendo que exista un buen funcionamiento de los procesos naturales de nuestro organismo, conocidos como el metabolismo basal o gasto metabólico basal. Estos representan entre el 50% y el 70% del gasto energético total. El balance energético, entonces, se posiciona como una pieza clave para mantener un peso saludable, ya que las calorías que consumimos deben estar al mismo nivel que las que quemamos a lo largo del día. Por lo tanto, es ideal mantener la balanza en equilibrio con una ingesta energética neutral, es decir, que el gasto energético sea similar al consumo energético. Sin embargo, cuando esto no es posible, nos encontramos con dos tipos de balances energéticos:
Tipos de balances energéticos
- Balance energético positivo: El balance energético positivo es un término empleado para referirnos a un contexto donde el paciente consume más calorías de las que quema en su actividad diaria y en el mantenimiento del cuerpo. En otras palabras, se encuentra con un exceso de energía que, por lo general, produce un aumento de peso. Esta situación se presenta cuando se consumen en altas cantidades alimentos ricos en grasas y azúcares, y se realiza poca actividad física o se lleva una vida sedentaria. La falta de ejercicio y movimiento se traduce en que el cuerpo no elimina suficientes calorías y, por lo tanto, no utiliza todo el exceso de energía que se ha consumido, lo que termina almacenándose en forma de grasa en el cuerpo.
- Balance energético negativo: El balance energético negativo hace referencia a un contexto en donde el cuerpo del paciente gasta más calorías de las que se consumen a través de los alimentos. Esto ocurre, por lo general, cuando se sigue una dieta baja en calorías y se aumenta significativamente la actividad física, lo que hace que el cuerpo gaste más calorías de las que consume. Como resultado, se produce en la mayoría de los casos una pérdida de peso. Debemos destacar que el balance energético negativo puede ser beneficioso para aquellas personas que desean perder peso o mantener un peso saludable. Sin embargo, es importante tener en cuenta que hacerlo de forma rápida o excesiva puede tener efectos negativos en la salud, como la pérdida de masa muscular, deficiencias nutricionales o cambios importantes en el metabolismo.
Factores que influyen en el balance energético
- Factores ambientales: Dentro de este concepto encontramos nuestra alimentación, el nivel y frecuencia de ejercicio que realizamos, así como los hábitos que establecemos a diario, los cuales tienen un efecto a la hora de equilibrar o desestabilizar el proceso energético. Asimismo, el descanso, la temperatura ambiente, la accesibilidad a alimentos, el estrés o las costumbres culturales pueden afectar dicho balance.
- Factores genéticos: Además de la edad y el género, la composición corporal, la tasa metabólica basal y la genética en general pueden afectar hasta en un 40% el gasto energético de una persona. Por ejemplo, se ha demostrado a través de diversos estudios que ciertos genes están asociados con tasas metabólicas basales más altas o más bajas, lo que significa que algunas personas pueden quemar más calorías en reposo que otras. Además, estos factores también pueden afectar la forma en que el cuerpo almacena y utiliza la energía de los alimentos, lo que se refleja directamente en el peso corporal.
¿Cómo se calcula el balance energético?
Como mencionamos anteriormente, a pesar de que el balance energético será más o menos proporcional a la relación que se establezca entre el aporte calórico y la quema calórica, cada persona tiene una genética, hábitos y características particulares que nos vuelven diferentes entre sí. Entonces, ¿cómo se puede obtener el balance energético? Para ello, debemos seguir los siguientes pasos. Primero, se necesita determinar exactamente cuántas calorías consume en reposo diariamente el paciente. Para ello, se emplea la fórmula de Harris-Benedict, creada por los fisiólogos y nutricionistas Harris y Francis G. Benedict. Esta fórmula calcula de manera precisa la Tasa Metabólica Basal (TMB) o Gasto Energético Basal considerando el peso en kilogramos, la altura en centímetros y la edad en años. Se expresa de la siguiente manera:
- Fórmula TMB aplicada en hombres = 66 + (13,7 x Peso) + (5 x Altura) – (6,8 x Edad)
- Fórmula TMB aplicada en mujeres = 655 + (9,6 x Peso) + (1,8 x Altura) – (4,7 x Edad)
Ejemplos de cálculo de balance energético
Caso 1: Mujer adulta con un peso de 52 kg, altura de 162 cm y 38 años de edad
- TMB = 655 + (9,6 x 52) + (1,8 x 162) – (4,7 x 38)
- TMB = 655 + 499,2 + 291,6 – 178,6
- TMB = 1.445,8 – 178,6
- TMB = 1.267,2 Kcal/Día
Ahora, para conocer el gasto energético total, debemos multiplicar nuestro resultado (1.267,2 Kcal/Día) por el factor de nivel de actividad (establecido en la siguiente tabla) para calcular las calorías necesarias totales y establecer un equilibrio energético:
- Muy ligero: TMB x 1,2 (poco o ningún ejercicio).
- Ejercicio leve o ligero: TMB x 1,375 (caminar entre uno o tres días a la semana).
- Moderada: TMB x 1,5 (actividad física mucho más frecuente de entre tres a cuatro veces por semana).
- Activa: TMB x 1,725 (realiza actividad física de entre cuatro a cinco días a la semana).
- Muy activa: TMB x 1,9 (realiza deporte de entre seis a siete días a la semana).
Gasto Energético Total:
- GET = TMB x FA
- GET = 1.267,2 Kcal/Día x 1,375 (Ejercicio leve o ligero)
- GET = 1.742,4 Kcal/Día
Caso 2: Hombre adulto con un peso de 72 kg, altura de 170 cm y 30 años de edad
- TMB = 66 + (13,7 x 72) + (5 x 170) – (6,8 x 30)
- TMB = 66 + 986,4 + 850 – 204
- TMB = 1.902,4 – 204
- TMB = 1.698,4 Kcal/Día
Gasto Energético Total:
- GET = TMB x FA
- GET = 1.698,4 Kcal/Día x 1,725 (Activa)
- GET = 2.929,74 Kcal/Día