Matemático, físico, filósofo… Blaise Pascal tuvo una vida corta, de solo 39 años, pero su legado perdura hasta nuestros días, más de cuatro siglos después de su fallecimiento. Desde muy joven demostró una gran curiosidad y destreza con las matemáticas, por lo que desarrolló muchas de sus aportaciones e inventos científicos cuando apenas era un adolescente.
Blaise Pascal nació el 19 de junio de 1623 en la localidad francesa de Puy-de-Dôme. No recibió educación formal, sino que su padre, Étienne Pascal, que era matemático, se encargó de enseñarle. Este se negaba a que su hijo tuviera contacto con las matemáticas demasiado pronto, pero esta prohibición no hizo sino despertar todavía más curiosidad en el joven Pascal. Comenzó a estudiar y desarrollar sus teorías por sí mismo, y con solo 12 años demostró que la suma de los ángulos de un triángulo siempre es de 180°.
La pascalina y el pascal
De todos los grandes aportes que Blaise Pascal hizo al mundo de las matemáticas y la física, seguramente el más conocido e importante sea el de “la pascalina”, que se considera la primera calculadora de la historia.
En 1642, después de ver cómo su padre, que trabajaba como comisario de finanzas, tenía que invertir mucho tiempo y esfuerzo en realizar cálculos con la única ayuda de un ábaco, Pascal empezó a trabajar en una máquina que ayudase con esta labor. En pocos meses construyó el primer modelo de calculadora mecánica, pero siguió trabajando para perfeccionar el invento. Tras unos 50 modelos diferentes, en 1649 consiguió “patentar” el invento, y en 1652 realizó la primera demostración pública.

La pascalina tenía el tamaño de una caja de zapatos, por lo que era fácil de transportar, y funcionaba con un total de ocho ruedas, seis para los números enteros y dos a la izquierda que marcaban los decimales, que se giraban con una llave hacia uno u otro sentido según se quisiera sumar o restar.
Aunque el invento pueda parecer algo rudimentario, supuso toda una revolución. Simplemente el hecho de desarrollar una máquina para realizar cálculos abrió un nuevo campo de investigación que siguieron otros genios como Alan Turing, a quien se considera el padre de la computación. Sin el trabajo de uno es probable que no existiese el trabajo del otro. De hecho, en 1970, el científico computacional Niklaus Wirth desarrolló un lenguaje de programación al que llamó Pascal en honor al matemático francés.
Pero, además de trabajar en el ámbito de las matemáticas, Blaise Pascal también realizó importantes contribuciones al mundo de la física. Estudió especialmente el comportamiento de los fluidos, y aclaró los conceptos de presión y vacío.
De su trabajo con los fluidos se deriva el Principio de Pascal, que se enuncia de la siguiente manera: “La presión ejercida en un fluido incomprensible contenido en un recipiente de paredes indeformables se transmite con la misma intensidad por todos los puntos del fluido”. A partir de este principio, se desarrolló la prensa hidráulica.
Como reconocimiento a sus investigaciones en este campo, hay una unidad de medida de presión atmosférica que se llama “pascal”. Un pascal (Pa) es la presión que ejerce la fuerza de un newton sobre una superficie de un metro cuadrado.
Blaise Pascal y Pierre de Fermat
Pierre de Fermat fue otro de los grandes matemáticos del siglo XVII, y es el autor del “último teorema de Fermat”. Durante años, mantuvo correspondencia con Blaise Pascal y trabajaron juntos en el desarrollo de un nuevo campo de las matemáticas: la Teoría de la Probabilidad, que tiene múltiples aplicaciones en la vida real.
Su estudio de las probabilidades nace de la voluntad de tratar de resolver varios problemas relacionados con los juegos de azar. Eso, sumado a un invento de Pascal, la “rueda de Pascal”, que buscaba el movimiento perpetuo, hace que se les considere los padres de la ruleta de casino que, aunque en diferentes formatos, en esencia perdura hasta nuestros días.
De una partida de un juego de azar, nace el famoso Triángulo de Pascal. En una ocasión, el jugador Antoine Gombaud tuvo que abandonar una partida y, para saber cómo repartir de la manera más justa las apuestas que se habían hecho, acudió a Pascal. Este se interesó mucho por el asunto e involucró a Fermat para empezar a desarrollar las leyes fundamentales de la probabilidad, y es en este proceso donde surge su “triángulo aritmético”.

La apuesta de Pascal
Blaise Pascal también aplicó el cálculo de probabilidades a la teología. Básicamente, la “apuesta de Pascal” valora los riesgos y las recompensas de ser creyente. Esta reflexión sobre la existencia de un ser supremo hace que muchos consideren al francés como el precursor del existencialismo filosófico, una corriente que desarrollarían autores como Kierkegaard, Nietzsche o Simone de Beauvoir.
Estas son solo algunas de las aportaciones filosóficas y científicas de Blaise Pascal. Pese a que murió en 1662 con 39 años, el autor francés tuvo tiempo de abrir muchos caminos en diferentes campos de investigación, de plantar varias semillas que han sido muy fructíferas con el tiempo.