LA POLÍTICA: origen etimológico

Sin importar que tan honesto sea, la opinión general puede estigmatizar a una persona por el solo hecho de ejercer la política como carrera de vida, y no faltan razones para que eso encuentre sentido en la experiencia real de la sociedad con las jugarretas políticas. Pero, en esencia, la política responde más bien a una necesidad social y lejos de ser una práctica dañina se concibe como útil al fin último que persigue: “el bien común.”. Pero ¿qué es realmente la política, cuál es su origen y cuál su sentido?  

Día a día nos enfrentamos a los diferentes retos y dificultades de la vida que de alguna manera están vinculados con poderes de decisión que van más allá de nuestro alcance, uno de ellos es la política que en la generalidad se comprende como un círculo cerrado desde el cual un conjunto de personas toma decisiones cruciales por los demás, para bien o para mal. Por esta y muchas otras razones, la política se ha revestido en la sociedad de un halo de desprestigio y ha tomado una connotación negativa, hasta el punto de que para muchas personas es un insulto ser llamado “político”.  

La política en Aristóteles

Aristóteles (Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C) fue uno de los primeros filósofos griegos que dedicó su  obra a la comprensión del fenómeno político, su libro –aunque posterior a La República de Platón- “La politeia” o “La Política”, es precisamente un tratado a través del cual se analiza la esencia de la política como parte de la naturaleza humana.

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Para Aristóteles el hombre no es más que un zoon politikon, es decir, un animal político, que requiere de la asociación con otros seres semejantes para la satisfacción de necesidades básicas y para cumplir con le cometido natural de preservarse con vida. En tal sentido, la vida gregaria o social, es lo que le permite al hombre sobrevivir. En ese sentido, el acto mismo de la asociación ya es en sentido estricto la práctica primigenia y original de la política: la asociación política.

Pero, muchos animales poseen la facultad del gregarismo también ¿Esto implica que hacen política también? Pues para Aristóteles lo que separa al hombre de los animales en ese sentido es la capacidad del lenguaje articulado y la complejidad que le permite adquirir en la creatividad.    

Tres ordenes de asociación son los que identifica Aristóteles:

• 1. La Familia: unión hombre-mujer y relación esclavo-amo;
• 2. Pueblo: o la asociación de varias familias;
• 3. Estado: asociación de muchos pueblos.

En conjunto y bajo un proceso de sinecismo (agregación: en este caso se agregan de una en una las casas y familias hasta formar un ciudad) se fueron conformando lo que los griegos denominaron como Polis o Ciudad-Estado: esto es la simple concepción de una forma de gobierno autónomo e independiente sobre la base física de una ciudad.

La Polis Griega

La Grecia de entre los siglos XVIII y V antes de nuestra era no representaba una unidad territorial ni nacional en sí, sino más bien la convivencia vecinal y cultural del múltiples polis repartidas a lo largo y ancho del Mar Egeo y sus costas, de igual forma más allá de esos territorios, como en la península ibérica se conoció de la existencia de esta forma de asociación política.

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La polis no era más que el gobierno de la ciudad y su principal característica era la autonomía. Pero el ejercicio del gobierno de la polis es lo que realmente le dio significado a las formas de hacer política que trascienden en el tiempo hasta nuestra actualidad, pues sin importar si se trataba de una monarquía, una tiranía o una democracia, la polis le proporcionaba especial interés a la facultad que tenían los ciudadanos para el ejercicio de la vida política.

La Ekklesía (término del que se deriva la palabra iglesia) era la asamblea en la que se reunían los ciudadanos a discutir los asuntos públicos de la ciudad y a dirimir los problemas de la misma en la concertación de soluciones. Todos los ciudadanos estaban obligados a ejercer esta prerrogativa, pero no todos en la polis eran ciudadanos y esta categoría variaba según la polis en la que se encontrara y el tipo de gobierno que la rigiera. Pero en la generalidad de los casos, los ciudadanos o en estrictos sentido “los políticos” eran los hombres jefes de familia, por lo que las mujeres, los tetes (esclavos) y metecos (extranjeros) quedaban tácitamente excluidos.

El sentido estricto de la política

Todo ciudadano estaba obligado a ejercer alguna vez en su vida la prerrogativa política, y ser político consistía en la simple y llana condición de la ciudadanía. Involucrarse en los asuntos públicos tenía una importancia capital en ese sentido. Esta formula garantizaba que la solución de los asuntos públicos de la ciudad pasaba por las manos y la decisión de todos su ciudadanos después de amplios debates. Es allí donde encuentra su origen el término “política” derivado de la palabra “polis” o ciudad estado.

Varios siglos después, durante la Ilustración en el siglo XVIII de nuestra era, los iluminados franceses adoptarían las principales pautas de la política griega, haciendo énfasis en la instauración de gobiernos de corte republicano-democrático, pero en los que se ejercía la autoridad a través de la división de poderes, uno de estos poderes vino a derivar en lo que se conoce como los parlamentos, o lugares de discusión política en los que se legisla sobre las materias esenciales del estado.

Por cuestiones de orden y de espacio, no todos los ciudadanos pueden participar de estas asambleas, pero con base en un sistema de representación se supondría que, en teoría, todas las partes integrantes de la sociedad tienen su expresión en estos parlamentos. Pero otro de los mecanismos puestos en marcha por estos estados modernos es el sistema del sufragio o del voto, a través del cual todos los ciudadanos pueden expresar su opinión en la elección de los representantes que conducirán los destinos políticos de la comunidad.

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Finalmente… El ejercicio de la política es una condición inalienable de la vida en sociedad, el simple hecho de vivir e interactuar con el resto de las personas nos obliga a ejecutar pautas de asociación política, puesto que casi todos los actos que conlleva la vida en comunidad son en esencia actos políticos. La resignación en delegar, o en creer que se delega esta función única y exclusivamente en los representantes elegidos o los llamados “políticos” es uno de los errores más frecuentes de los actuales sistemas republicanos, cuando en sentido estricto, el poder reside en todos y cada uno de los ciudadanos y aún más cuando son capaces de concertar reunidos en asamblea.